Ahora, en su quinta generación, el BMW M5 tiene todos los argumentos para mantenerse como el monarca de los sedanes. Y esto lo pudimos comprobar nada más ni nada mensos que es la divertida pista de Laguna Seca, en Monterey, California. Simplemente de ver a lo lejos una múltiple fila de vehículos con sello M, entre ellos el M5 y M6, nos lleno de excitación. Lo mejor estaba por venir.
Al momento de conducirlo por la ciudad es bastante dócil, relativamente suave aunque puede sentirse como trabaja la suspensión y la rigidez de la misma; es curioso, como un vehículo puede pasar de la sobriedad a la arrogancia en menos de los que acabas de leer en un instante. Pero eso basta pisar el acelerador para invertir los papeles; al hacerlo las revolucionas ascienden más rápido de lo que nuestro cerebro lo registra, sube un cambio y otro más, de pronto pasan 60, 100, 130 y hasta 155 mph, casi sin querer. Es simplemente un vicio. Así como hablamos de cifras de poder y velocidad es importante mencionar el lado verde de este M5. BMW EfficientDynamics incluye la función Start-Stop y una eficaz caja de doble embrague.
Al interior del M5 vemos un reflejo de la ambigüedad este vehículo todo el espíritu racing al mas puro estilo de BMW. Asientos deportivos, un volante de cuero, cuadro de instrumentos específico de M y la consola central le da al habitáculo un sentimiento deportivo y la vez clásico. Dos botones están dirigidos para que el conductor selecciones el modo de conducción ideal.
De tan solo verlo te deja con la boca abierta. Todo es músculo en este BMW M5. Cofre, salpicaderas y entradas de aire, proveen una imagen potencializada. Como típico vehículo M donde pases te voltearan a ver debido a la resonancia de su motor y la estética fornida y aerodinámica.
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